Había una vez una niña llamada Galletina, la niña tenía un problema. El problema es que en el colegio se reían de ella porque era: calva, pecosa y con nariz chata. Un día la profesora les pilló riéndose y les puso un castigo. Ella se puso muy contenta y tuvo una gran idea. La idea fue ponerse una peluca, quitarse las pecas y arreglarse la nariz.
Al día siguiente fue al colegio y todos se divirtieron y jugaron juntos. Ella decidió invitar a todo el colegio a merendar a su casa, los niños y niñas mayores dijeron que sí. Galletina fue rápida a su casa a decirle a su madre que preparase la merienda. La madre dijo que con una condición: que la ayudara a hacer la merienda, que pusiera música y la mesa.
Ella se comprometió les dijo que nada más salir de clase irían directos a su casa. Al final Galletina fue feliz toda la vida y nunca jamás se enfadaron con ella.
Al día siguiente fue al colegio y todos se divirtieron y jugaron juntos. Ella decidió invitar a todo el colegio a merendar a su casa, los niños y niñas mayores dijeron que sí. Galletina fue rápida a su casa a decirle a su madre que preparase la merienda. La madre dijo que con una condición: que la ayudara a hacer la merienda, que pusiera música y la mesa.
Ella se comprometió les dijo que nada más salir de clase irían directos a su casa. Al final Galletina fue feliz toda la vida y nunca jamás se enfadaron con ella.
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Ernesto Oviedo