Una noche de tormenta la señorita Gutembler, estaba escribiendo poesías en su ordenador. La señorita ya estaba cansada de tanto escribir por lo cual se durmió.
De repente se despertó. Se escuchaban unos ruidos que venían de su puerta. Se levantó de su escritorio y fue corriendo hacia ella.
Al abrir la puerta se encontró a un bebé metido en una cesta. Gutembler lo cogió y lo acomodó en su casa. La señorita estaba muy preocupada porque no sabía quién se lo había dejado. Ya era muy tarde y Gutembler y el bebé se fueron a la cama.
Al día siguiente se levantó muy temprano para ir a comprar comida y accesorios para el bebé.
Cuando vino de comprar, decidió pensar el nombre. Gutembler le puso como nombre Pedrito. La señorita llamó a su familia para que viniesen a verla a ella y a su bebé Pedrito.
Cuando vinieron se alegraron mucho de ver a Pedrito. A continuación toda la familia se fue a celebrar la buena noticia.
Al final la señorita Gutembler decidió dejar de trabajar en el colegio, y cuidar a su bebé.
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Ernesto Oviedo